lunes, 24 de enero de 2011

LA VERDADERA NATURALEZA DEL MARXISMO


No importa que tres cuartas partes de los seres humanos perezcan,
lo importante es que el cuarto que quede sea comunista.
Lenin


 La larga historia de los genocidios marxistas empezó en los primeros tiempos del poder soviético con el extermino de los pequeños propietarios agrícolas llamados kulaks. Y como en todos los crímenes del régimen soviético, el objetivo y el método fue establecido y ejecutado primero por Lenin, quien tan temprano como en 1918 ordenaba:  "¡Camaradas!, la sublevación kulak en vuestros cinco distritos debe ser aplastada sin piedad. Los intereses de la revolución lo exigen, porque en todas partes se ha entablado la lucha final contra los kulaks. Es preciso dar un escarmiento. 1-Colgar, y digo colgar de manera que la gente lo vea, al menos 100 kulaks, ricos, y chupsangres conocidos. 2-Publicar sus nombres. 3-Apoderarse de su grano. 4-Identificar a los rehenes como hemos indicado en nuestro telegrama de ayer. Haced esto de manera que en centenares de leguas a la redonda la gente vea, sepa comprenda y tiemble. Decidles que sedientos de sangre matamos y continuaremos matando a los kulaks. Telegrafiad que habéis recibido y ejecutado esas instrucciones. Vuestro, Lenin."  (Ordenes telegrafiadas por Lenin el 10 de agosto de 1918)


Tras la muerte de Lenin Stalin asume el liderazgo del exterminio y ya no quedan prácticamente kulaks en Rusia que exterminar, pero el problema adquiere una nueva escala en Ukrania, dónde en 1929 el gobierno soviético requisó todas las tierras y el ganado privados afectando cerca del 80% de la población y declaró a los kulaks enemigos del pueblo. Durante la campaña de colectivización del campo ucraniano cerca de 10 millones de personas fueron enviadas al gulag siberiano en trenes de mercancías en los que alrededor de un tercio de los prisioneros morían antes de llegar a los campos. Pese al terror, muchos kulaks ucranianos se rebelaron retomando sus propiedades y asesinado autoridades soviéticas locales. El  Ejército Rojo ahogó rápidamente la incipiente rebelión y la policía política adelantó el tipo de campaña de terror previamente ordenada por Lenin. Pero en 1932, con la mayoría de las explotaciones ucranianas colectivizadas a la fuerza, el gobierno soviético llevo a sus últimas consecuencias una de las primeras ordenes de Lenin contra las kulaks: “Apoderarse de su grano”, mediante el aumento sistemático en las cuotas agrícolas a ser entregadas por las granjas colectivas de Ucrania. Así, en medio de la extrema escasez de comida en Ucrania, la cosecha de trigo de 1933 se vendió en el mercado mundial a precios muy bajos.  A partir de entonces la  policía política inició inspecciones aleatorias de las pertenencias personales; quienes fueran sorprendidos con cualquier cantidad de comida en su poder serían declarados ladrones de comida del Estado y castigados con penas que iban de diez años en el gulag al ajusticiamiento inmediato.

El gobierno soviético logró por esos medios producir una hambruna, masiva y prolongada en que murieron millones, y durante la cual los ucranianos debieron comer perros, gatos, ratas, y en cada vez mayor medida cadáveres humanos... de hecho ante la expansión del canibalismo el gobierno imprimió en carteles: “comer tus propios hijos es un acto de barbarismo”. La política de extermino por hambre logró hacia 1934 la muerte de unas 25 mil personas diarias en Ucrania, llegando a exterminarse entre cinco y ocho millones de Ucranianos de esa forma. Para ese entonces el socialismo demócrata occidental inició su sistemática negación, ocultamiento y subestimación de los crímenes soviéticos –de los cuales estuvieron ampliamente informados durante las siete décadas de existencia de la URSS– así como la colaboración activa de los gobiernos que controlasen en occidente con el poder soviético, iniciada con la campaña del socialista "moderado" y presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt quien reconoció formalmente al gobierno de Stalin en 1933, punto crítico para la incorporación de la Unión Soviética en la Sociedad de Naciones en 1934.

El extermino de los kulaks rusos se ejecutó junto con el desarrollo del mayor sistema de campos de trabajo forzoso de la historia, y el de los kulaks ucranianos coincidió con el recrudecimiento de la represión que produjo su primera gran expansión. Los kulaks sobrevivientes al extermino masivo estuvieron entre las primeras víctimas del Gulag y aunque el término se conoce fuera de la esfera soviética únicamente tras la publicación en 1973 del libro Archipielago Gulag de Alexander Solzhenitsyn -quién comparó los dispersos campos como una serie de islas- su historia empieza en 1918 cuando bolcheviques reformaron los antiguos campos de trabajo (katorgas), que mantenía en Siberia el sistema penal zarista. Los dos tipos principales de campos soviéticos fueron los Campos de propósito especial (особые лагеря ВЧК) y los campos de trabajo forzoso (лагеря принудительных работ). Entre los primeros prisioneros de lo que de principio a fin fue en sistema de trabajos forzados de un carácter esclavista, estuvieron delincuentes comunes, prisioneros de la guerra civil rusa, oficiales acusados de corrupción, o sabotaje, sospechosos de ser enemigos políticos, socialistas de facciones derrotadas, antiguos aristócratas, hombres de negocios y terratenientes mayores y "kulaks" sobrevivientes.

La base legal del Gulag, fue el decreto secreto de Sovnarkom de 11 de julio de 1929 sobre la utilización de las cárceles de trabajo, repetido en el apéndice equivalente de la reunión del Politburó del 27 de junio de 1929. El sistema se desarrolla como una administración principal del OGPU (policía política soviética) el 25 de abril de 1930 como ULAG por la orden 130/63 del OGPU de acuerdo con la orden de Sovnarkom 22 p. 248 fechada del 7 de abril de 1930 y nombrado GULAG en noviembre.

Existieron por lo menos 476 sistemas de campos de concentración separados, cada uno conformado por cientos o miles de campos individuales. El recrudecimiento de la represión en los años ´30 produjo el primer gran incremento del número de prisioneros. El segundo fue durante el gran terror (1937-1938), cuando las masivas detenciones arbitrarias de cientos de miles de individuos concluyeron en largas sentencias por el Artículo 58 del Código Criminal soviético que tipificaba la amplia gama de actividades contrarrevolucionarias.

Según sus propios registros oficiales que no se consideran muy confiables, en 1931 el Gulag tenía aproximadamente 200.000 prisioneros en los campos y en 1935 habían aumentado hasta aproximadamente 800.000 en campos y 300.000 en colonias, mientras que llegaban cerca de 1.300.000 en campos y 350.000 en colonias antes de la Guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros del Gulag reclutados en batallones de presos experimentaron unas tremendas tasas de bajas. Tras la Segunda Guerra Mundial, el número de prisioneros volvió a crecer bruscamente, alcanzando aproximadamente 2.500.000 para finales de los años ´40. Se ha estimado el número total de prisioneros en campos de trabajo forzado de toda la URSS para la muerte de Stalin en 1953 en el orden de los 4.000.000 y el de los campos y colonias de Siberia en aproximadamente 2.500.000.

Oficialmente, el GULAG fue liquidado por la orden 20 del MVD de 25 de enero de 1960. Las muertes totales registradas por los propios oficiales del sistema de campos de trabajo forzado y colonias desde 1930 a 1956 ascienden a 1.606.748. Sin considerar un mínimo de 800.000 ejecuciones documentadas del Gran Terror que ocurrieron fuera de campos. El número de victimas no registradas del sistema es objeto de controversia intensa ya que las muertes en algunos campos están documentadas más minuciosamente que en otros, pero el sistema estaba destinado esencialmente a los trabajos forzados, por lo que los fusilamientos masivos y las hambrunas son un aspecto del socialismo soviético diferente del Gulag.

Anne Applebaum galardonada con el Premio Pulitzer en la categoría No-Ficción por su libro: Gulag: a History explicó en una conferencia dada el 7 de noviembre del 2003 en Nueva York que entre 1929, cuando los campos de prisioneros por primera vez se volvieron un fenómeno masivo, y 1953, el año de la muerte de Stalin, cerca de 18 millones de personas pasaron por el sistema. Adicionalmente, unos 6 o 7 millones de personas fueron deportados a pueblos en el exilio, por lo que el número total de personas con alguna experiencia de encarcelamiento y trabajo forzado en la URSS en ese periodo pudo haber estado cerca de los 25 millones lo que habría representado cerca del 15 por ciento de la población. La misma autora que ha investigado detalladamente los documentos explico en esa misma oportunidad que El libro de Solzhenitsyn, Archipielago Gulag, en gran medida ha sido correcto, aunque el autor no tuvo acceso a los archivos y basó todo su escrito en cartas y memorias de otros prisioneros, ahora parece que comprendió muy bien la historia del sistema y como más de una vez los hiciera el propio Solzhenitsyn destacó que la vasta mayoría de los prisioneros eran campesinos y trabajadores, no los intelectuales que luego escribían memorias y libros.